Debido a la crisis de los partidos comunistas y del centralismo europeo, el gobierno poscomunista decidió tomar como ejemplo de modelo económico exitoso, el capitalista, consiguiendo ya sus frutos al tener una economía de mercado que se ve en posibilidad de competir de igual a igual con otros países del mundo.
Por supuesto que un ítem importante dentro de los ejes económicos a desarrollar se considera el turismo en todas sus ramas, ya que esto implica por ejemplo, la restauración de bienes monumentales, la conservación de plazas, desarrollo de nuevos emprendimientos, etc.
Luego que desapareció el régimen comunista búlgaro, se comenzó por primera vez en la historia del país a exportar, empujados en parte por el desplome de la demanda interna y regional, tanto en bienes como en servicios, pero aún así quedaron pendientes hacer cambios estructurales que hasta el día de hoy no permiten a Bulgaria despegar en un 100%.
Hasta los años ochenta la economía búlgara dependía casi exclusivamente del mercado soviético para lo que eran las exportaciones y las importaciones de insumos. Con las reformas se logro cambiar la orientación en el uso de los recursos, haciendo mayor énfasis en aquellos productos con valor agregado.
Un problema es que la composición de las exportaciones e importaciones búlgaras se limitan todavía, por desgracia a las de una economía subdesarrollada, además, los beneficios de la importación se han visto mermados porque han venido a sustituir la industria local, en vez de complementarla y enriquecerla, entonces, los esfuerzos de este país por intentar competir con países de occidente han sido vanos, debido a las pocas ventajas competitivas de que disponen como consecuencia del proteccionismo excesivo hacia todo lo que entraba de occidente en otras décadas.
Si bien todavía a los Búlgaros les queda mucho por hacer, nadie pone en duda el valor que añade abrir el país al turismo, el que reporta ganancias de modo sustentable a todos los que entran en la industria.
Foto: Discover-Bulgaria